Pero el trabajo infantil no es todo igual. La misma UNICEF hace una nítida diferenciación entre dos tipologías de niños que trabajan:
a) Aquellos que dentro de las familias campesinas o artesanas trabajan para ellas mismas y por la situación de pobreza, la falta de infraestructura o la ausencia de garantías sociales necesitan de los brazos infantiles. El niño puede trabajar algunas horas al día e ir a la escuela o en otros casos puede que trabaje todo el tiempo, pero no se puede hablar de explotación sino sólo de miseria.
b) Aquellos en que son explotados por un patrón externo, muchas veces una multinacional.
Igualmente se puede distinguir entre los casos menos graves -el trabajo durante algunas horas al día, en sectores que no perjudican la salud o el crecimiento- y aquellos más graves, es decir el trabajo a tiempo completo y en condiciones insalubres.
b) Aquellos en que son explotados por un patrón externo, muchas veces una multinacional.
Igualmente se puede distinguir entre los casos menos graves -el trabajo durante algunas horas al día, en sectores que no perjudican la salud o el crecimiento- y aquellos más graves, es decir el trabajo a tiempo completo y en condiciones insalubres.
La UNICEF ha desarrollado un conjunto de criterios básicos para determinar si el trabajo infantil es explotador. Define que el trabajo infantil es inapropiado si:
* es con dedicación exclusiva a una edad demasiado temprana,
* se pasan demasiadas horas trabajando,
* el trabajo provoca estrés físico, social o psicológico indebido,
* se trabaja y se vive en la calle en malas condiciones,
* el salario es inadecuado,
* el niño tiene que asumir demasiada responsabilidad,
* el trabajo impide el acceso a la escolarización,
* el trabajo mina la dignidad y autoestima del niño (como el esclavismo y la explotación sexual),
* impide conseguir un pleno desarrollo social y psicológico.
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